Es mejor prevenir que curar, y la mejor prevención es cuando se trata de caballos es cuidarlos adecuadamente y observar detenidamente su aspecto y comportamiento para detectar cualquier anomalía; lo que implica, claro, conocer bien al caballo y hacerle una revisión diaria, por breve que sea. Es algo tan importante como mantener al día la cartilla de vacunaciones para evitar que el caballo pueda contraer una gripe equina o tétanos, por ejemplo.
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